martes, 11 de octubre de 2016

BioShock: The Collection


carátula de Bioshock: The Collection

 Lo mejor: el ambiente  inmejorable que se consigue  gracias a los nuevos gráficos  Lo peor: que no le diesen una  vuelta de tuerca completa y  metiesen también mano al sonido


Con la salida al mercado de BioShock: The Collection tenemos la excusa perfecta para volver a adentrarnos, esta vez en alta definición, en el universo que conforman los tres títulos de la conocida franquicia: Bioshock, Bioshock 2 y Bioshock Infinite.

Regresemos pues a Rapture y a Columbia para disfrutar una vez más del caos en estado puro.


LO QUE HA CAMBIADO (Y LO QUE NO)

Es innegable que a pesar de los casi 10 años que ya han pasado desde el lanzamiento del primer título de la serie (aquel Bioshock en el año 2007), la saga ha logrado mantenerse como una de las opciones predilectas en lo que a videojuegos de disparos en primera persona (FPS) se refiere.

No es de extrañar, por tanto, que hayan decidido rescatar los tres títulos de la franquicia para ofrecernos ahora una versión mejorada que pudiese servirse y aprovechar las ventajas ofrecidas por las nuevas generaciones de consolas para hacernos disfrutar como nunca del que ya es uno de los buques insignia de Irrational Games.




El primer cambio evidente, como no podía ser de otra forma, es lo primero que destaca en cuanto comenzamos a jugar: la calidad gráfica es considerablemente superior, a destacar en particular la mejoría referente al primer juego de la saga. En la segunda, los cambios, aunque no tan evidentes, sí son igualmente palpables, y en lo que se refiere a la tercera cabe recordar que Bioshock Infinite fue directamente lanzado en alta definición, y se trata por tanto de un simple port de la versión para PC.


comparativa entre la versión original y la remasterización (1)

comparativa entre la versión original y la remasterizada (2)
     Comparativa entre la versión original y la resmasterizada


En lo que al gameplay se refiere no ha visto ningún cambio, así que las acciones básicas (disparar, cambiar de arma o equiparnos con uno u otro plásmido) seguirán realizándose de la misma manera que en los juegos originales.

El modo multijugador del Bioshock 2 se ha quedado por el camino (y seamos sinceros, no creo que muchos lo vayamos a echar de menos) pero a cambio podemos disfrutar de la inclusión de algunos extras (que van a sumarse a los ya lanzados para cada respectivo juego) materializados en unos vídeos que deberemos ir desbloqueando a lo largo del Bioshock Infinite, y en los que el director y guionista de dos de las tres entregas de la saga, Ken Levine, nos irá desvelando secretos y curiosidades sobre este anárquico universo. Se agradecen, pero también podían haber sido más.

En cuanto al sonido y como principal punto negativo (no todo iba a ser bueno) podían haber aprovechado la oportunidad para subsanar los pequeños fallos de sonido que presentaban los primeros títulos: solapamiento de unos diálogos con otros, descompensación importante de volúmenes en determinadas escenas, etc., para poner el broche de oro a esta remasterización y dejarnos con un indiscutible buen sabor de boca final.


¿MERECE LA PENA?

Con todo esto, no cabe duda de que, en general, Bioshock: The Collection ha cumplido las expectativas creadas desde el anuncio de su lanzamiento: los seguidores de la saga podrán sumergirse como nunca antes en la excepcional atmósfera del juego, y los que quieran darle por primera vez una oportunidad podrán comprobar en bandeja de plata por qué Bioshock es uno de esos videojuegos que consiguieron marcar a toda una generación.

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